sábado, 25 de enero de 2020


Creo que estoy entrando en un período nuevo de mi vida, no sé bien cuál es
Me horroriza la palabra vejez, me gusta más la palabra señor, señor que...



Señor esto, lo otro y lo demás allá... estoy en esa etapa en que la juventud siempre quiere ayudarte, en el bus, en el metro, en la calle, en el bar, ¡si! En todas partes, en todas partes... y pienso que son muy amables, me acompañan al cuarto de baño inclusive para abrirme la puerta, ¡ché! una pasada ¡masa!
Pienso que no es necesario, pienso que soy autosuficiente que yo solo me valgo, que no soy tan viejo ¡coño!
Y aquí viene el problema: me enfado, me cabrea cuando me tutean, me cabrea cuando un joven no me deja pasar primero por el marco de la puerta ¡vamos! Me enfado, no por todo, pero sí por casi todo ¡me enfado, me enfado, me enfado!
Y al cabo del día estoy agotado, ¡ché!...
Me estoy convirtiendo en un intolerante y eso me preocupa, no me deja dormir por las noches, lo que me faltaba “pal duro”
“Porfa” no me digáis que es vejez, decidme que “tinc” un carácter “pudent”…
Será que no hago ejercicios espirituales desde el siglo pasado, que ya no estoy para resolver o que el mundo va a una velocidad y yo a otra, que me obligan a votar y no me gusta ningún partido y eso me cabrea hasta el infinito y más allá.
Todo eso pero no me digáis que es el principio de ...
No tengo arrugas en la cara por el momento ¡CHÉ!

Carlos Aguilar
Enero 2020