DEMASIADO
“Demasiado” es un adjetivo
que no me gusta. Es tibio y pusilánime. Para lo bueno no alcanza. ¿No es
estúpido intuir que pueda haber en alguna ocasión demasiado amor, demasiadas
risas, demasiada ternura, escucha, pasión, complicidad, entusiasmo, ilusión, música,
sentir…? Y para lo malo es anodino ¿demasiado dolor, miedo, frío,
oscuridad en lugar de un dolor
desgarrador, un miedo atroz, un frío atenazante o una oscuridad abismal…?
Tolero “demasiado” cuando se
emplea para la ocasión perdida, la oportunidad de vivir algo que dejamos pasar:
Cuando decidí amarle ya era demasiado
tarde, sus ojos miraban en otra dirección.
Aunque si quitamos “demasiado”
en la frase anterior tampoco perderíamos demasiado.
Cruz Ferrando
Cruz Ferrando
No hay comentarios:
Publicar un comentario