domingo, 22 de mayo de 2016

DEMASIADO


“Demasiado” es un adjetivo que no me gusta. Es tibio y pusilánime. Para lo bueno no alcanza. ¿No es estúpido intuir que pueda haber en alguna ocasión demasiado amor, demasiadas risas, demasiada ternura, escucha, pasión, complicidad, entusiasmo, ilusión, música, sentir…? Y para lo malo es anodino ¿demasiado dolor, miedo, frío, oscuridad  en lugar de un dolor desgarrador, un miedo atroz, un frío atenazante o una oscuridad abismal…?

Tolero “demasiado” cuando se emplea para la ocasión perdida, la oportunidad de vivir algo que dejamos pasar:

Cuando decidí amarle ya era demasiado tarde, sus ojos miraban en otra dirección.




Aunque si quitamos “demasiado” en la frase anterior tampoco perderíamos demasiado.


Cruz Ferrando

No hay comentarios:

Publicar un comentario