lunes, 11 de julio de 2016


DECEPCIÓN


La vida es una montaña rusa, hay veces que estoy más cerca de ti y otras más lejos, unos amores son más fuertes y derrepente se enfrían, todo es un equilibrio. Nunca se sabe cuando se rompe pero casi siempre se rompe. Si se pudiera detener el tiempo en la subida y mantenerlo eso sería la felicidad pero no se puede. Tendríamos que no querernos, no hablarnos, no juntarnos, no compartir nada para que la DECEPCIÓN de la bajada no nos alcance.



Posdata: sé que he escrito mal de repente, es una decepción.


Era joven y pendenciero. Su capacidad de conquista no había tocado techo para elegir. En sus conquistas tenía ojo de cazador de sabana africana, tanto se decantaba por una gacela que por una torcaz. Lo importante era ver salir posta de su escopeta. No tenía mal gusto pero se decantaba más por la pechuga que por el contra muslo. Su conversación era divertida, las verdades se juntaban con las no verdades pero siempre terminaba en una sonrisa que a veces se tornaba en carcajada.




Su vida empezaba y terminaba en él y no era consciente de que las amistades risueñas se terminan antes que su memoria.

Los años se acumulaban pero su comportamiento no, las amistades se iban marchitando. Un día entró en una melancolía que se juntaba con depresión. Sus conocidos se lo notaron pero no se atrevían a preguntar y él menos a contar.

Fue al médico y le dijo que era la segunda vez que había salido de caza y le había fallado la posta y el médico le dijo que a todos nos llega esa DECEPCIÓN.


Carlos Aguilar


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