KAPAOTY
Carla,
sentada en mis rodillas, escuchaba embobada mi cuento:
“Existe
un poblado de indios americanos, aún desconocido para el resto del planeta, que
vive en contacto permanente con la naturaleza, hasta el punto de identificarse
con ella de manera absoluta.
Son
fuertes como el Búfalo.
Son
valientes como el Oso.
Intuitivos
como el Búho.
Leales
e independientes, al mismo tiempo, como el Lobo.
Libres
como el Águila.
Son
poderosos y bellos como el Caballo.
Y
tienen un corazón bondadoso y tierno.
Te
voy a revelar un secreto que sólo conocía yo, hasta este momento:
Hay
una niña muy especial, una nativa de este grupo privilegiado, llamada Kapaoty aro orana. Los dioses nos
hicieron el maravilloso regalo de traerla entre nosotros porque querían que
aprendiéramos con ella.
Siempre
estaré agradecida a esos dioses tan generosos por el mejor regalo que han
podido hacernos.”
Carla me miró fijamente a los ojos, con el ceño fruncido y, de repente, como si saliera el sol, su preciosa
carita se iluminó con una sonrisa inmensa y me abrazó muy fuerte. Yo le susurré
al oído: “Te quiero Kapaoty”
Cruz
Octubre,
2015.