MONA LISA XXI
Los
repliegues de la frente eran sutiles a pesar del paso de los años, pues fruncía
el ceño como se frunce un canesú, con mucha dificultad.
Su
característica empática le impedía mostrar gestualmente desaprobación aún en
el desacuerdo y tampoco conformaba su idiosincrasia el enojo o la tristeza.
El
dolor
y las penurias no habían tenido presencia relevante en una vida resuelta y
superficial. Solo en contadas ocasiones hubo de concentrar la mente en
perseguir objetivos que le permitiesen mantener este estatus.
Jamás
se expuso al sol sin tocarse.
Pese
a todo, unas finísimas incisiones delataban el milagro tetánico del botox.
Violeta Pfeiffer
Octubre de 2015
Agudo y fiel retrato de un icono de belleza y personalidad, por desgracia, muy reconocible. Me gusta mucho!!!!
ResponderEliminar