El trabajo, las
obligaciones, el vértigo de cómo repartir las horas…la vida en general. Nos
habíamos apartado la una de la otra y hacía tres años que decidimos que nuestra
amistad se definiera a través de un whatsapp
cada Navidad, con promesas de cafés que nunca vieron sus tacitas juntas. Hacía
tiempo que no pensaba en ti. Y sin
embargo, llevo toda la semana haciéndolo. Desde que me levanto, hasta que
intento dormir. Hablo contigo, sueño contigo y te veo en cada cruce. Te imagino
frunciendo el ceño, como hacías siempre que te costaba entender las injusticias
que te rodeaban. Y ahora soy yo, la que se pregunta qué cojones ha pasado; por
qué ya no voy a ver más ese gesto tan tuyo, por el que tantas veces te hemos
definido. La noticia de tu absurda e injusta muerte te ha convertido en “La
chica de la bañera de Paterna”. Pero no quiero quedarme con un titular que
entierra tan drásticamente quien eres. Tú eres un soplo de aire fresco y
divertido, que me descubrió las calles de un Carmen nocturno donde Casa Vella
era el sitio más fascinante a mis 20; que me zarandeaba cuando veía que era
demasiado prudente para la edad que tenía y me regalaba discursos sobre las
izquierdas en mis momentos “azules” ; que conoció cada novio mío y cada
ruptura, siendo siempre optimista con el futuro; Que hablaba de mí como su
amiga intelectual a la que preguntar con qué película acertar cuando te
invitaba algún ligue al cine, o que compartió lo que en un principio ingenuo iba
a ser sólo un sorbo del Fragolino que
te traje de Venecia.
Pero recordar es
hablar en pasado y aún me cuesta hacerlo contigo. No estoy preparada. O no
quiero estarlo. En mi cabeza, seguiremos conversando…o mejor con tus propias
palabras, debatiendo, porque no te toca aún, dejarme con la palabra en la boca.
Marga Cort
Octubre 2015
Me gustaría que este arrebatado texto por la perdida de una amiga fuera ficción, un estupendo microrrelato imaginado, espolvoreado de detalles que le confieren verosimilitud de realidad.
ResponderEliminarCon esta licencia literaria (y una mente envilecida), me traspasa el trágico final de una vida breve pero intensa, rehogada en alcohol y prostitución, que aún virginal iniciaba los primeros pasos en ese "Carmen de los 90's.
Y un final en todo lo alto, que la muerte no es quién para dejarte con la palabra en la boca.
Por desgracia, este relato no es ficción. Además, por si la tragedia no era mucha, estaba embarazada. Triste, muy triste...
ResponderEliminar