CARTA A
NICOLÁS
Nico,
cariño ¿cómo trasladar a unas pobres palabras todo mi anhelo de felicidad para
ti?
Esta
vida es muy hermosa aunque, a veces, a ti no te lo parezca. Sé lo que me digo
porque yo fui una niña triste, llena de miedos y culpas y con unas ganas enormes
de sentirme arropada, querida o simplemente tomada en cuenta.
Para
ti deseo, sobre todo, que te emociones.
Emociónate
con los Legos, con esos mundos que
recreas e imaginas en ellos. Emociónate
creando, con barro, con madera, con papel, con colores o en blanco y negro,
todo el fantástico mundo que bulle en tu
cabeza y en tu corazón. Emociónate con los bichos y sus manías, con los piratas
y los caballeros y también con las princesas. Y, más adelante, con las miradas
–aún confusas para ti- de las niñas de tu clase, princesas que están creciendo
más deprisa que tú.
Que
te emocione la música, la luna, el primer olor a azahar cuando la primavera se
abre, tímidamente, paso entre el asfalto. Que te emocione el contacto con otra
piel. Que te emocionen las lágrimas y
también las risas.
Deseo
que abraces con pasión todo aquello que te haga vibrar y, sobre todo, deseo que
lo abraces sin culpas y sin miedos.
Deseo
que ames profundamente y sin paracaídas, como un kamikaze, todo aquello que te
haga sentir vivo y emocionado. Porque si
amas así nunca caes, simplemente vuelas, te entregas al viento y vas cambiando
de altura con él. Y, a veces, te lleva tan alto que sientes que podrías tocar el sol con sólo alargar tu
mano.
Y
deseo ser una pequeña parte de esa emoción, por poder ser testigo de tu gran
aventura: tu inmenso amor por la vida.
Cruz
Ferrando
Abril
2014