Palabra de Amor
En medio de una noche brumosa Pablo entra en el
cine. La película que quiere ver está a punto de comenzar cuando se sienta en
la amplia butaca. La sala va oscureciéndose y no sabe si hay muchos o pocos
espectadores, la luz que inunda la pantalla es insuficiente para apreciar el
entorno.
De pronto, Pablo se encuentra acostado en su habitación y le confiesa
a su mujer, Laura, que tiene dificultades para dormir. Entonces ella le
aconseja que intente decir Checoslovaquia al revés y notará enseguida fatiga y
sueño, pero lo único que le brota en sus labios es la palabra húngara “egészségre”. No comprende porqué le
suceden estas incongruencias. Pablo vuelve a entrar al mismo cine en otra noche
tan nebulosa como la anterior, pero en esta ocasión la película lleva un rato
empezada. Las imágenes presentan a Pina junto a Francesco sentados al pie de
unas escaleras. La mujer no ha apartado los ojos del rostro de su amado, su
mirada está llena de ternura y admiración. Entonces Pablo advierte que la
cámara se coloca en una posición semisubjetiva junto a Francesco para que el
narrador y el espectador puedan compartir el punto de vista del protagonista.
Francesco no ha cesado de hablar y en un determinado momento dirige
directamente la mirada a Pablo y afirma : “Noi
lottiamo per una cosa che debe venire, che non puo non venire.”
Pablo se
conmueve por las palabras de esperanza, pero también se sorprende cuando ve a
Laura, su mujer, sustituyendo a Anna Magnani en las escaleras. Laura se acerca
al hombre que tiene a su lado, que ya no es Francesco Grandjaquet sino Pablo.
Ella esboza una sonrisa tierna y risueña y le regala un beso largo y húmedo en
su mejilla. Luego le susurra al oído derecho algo que Pablo no oye. Solo siente
un ligero cosquilleo en el oído, cree que está perdiéndose algo importante.
Entonces gira la cabeza y le recuerda a Laura que en ese oído no oye, que por
favor se lo vuelva a decir pero por el oído bueno, el izquierdo. Laura le besa
el lóbulo, sus labios tibios se aproximan al pabellón auditivo de Pablo y
siente el aire cálido que expulsa Laura por su boca. Las palabras salen de
forma suave y dulce: “¿Recuerdas Roma?”
Pablo se despierta bruscamente y comprueba que su
mujer duerme de forma plácida junto a él. Poco a poco va desperezándose,
observa que el reloj de la mesita de noche señalan aún las cuatro horas y ocho
minutos, se sienta sobre la cama y vuelve a mirar a Laura descansando a su lado
izquierdo. Decide tomar un vaso de agua en la cocina. Durante el trayecto recuerda
la discusión que tuvieron la noche pasada y piensa que el horizonte de la
pareja es algo nebuloso. Pablo ama a Laura y abandonarla supondría el fin del
mundo para él. Cuando llega al cuarto de baño, antes de regresar a la cama se
percata que hay una vela encendida. Delante de ella hay un gran espejo moderno
y rectangular. Entre la vela y el espejo advierte una pequeña cartulina blanca
escrita la palabra roma con un
intenso color rojo de pintalabios.
Pablo se emociona, afloran lágrimas en sus
ojos al comprobar que la palabra reflejada en el espejo es “amor”, supone toda
una declaración. Pablo comprende que Laura trata de evocarle el recuerdo del
viaje de novios a Roma, en la primera noche que se amaron. Antes de hacer el
amor habían visto en la habitación del hotel la película de Ernst Lubtisch: Lo que piensan las mujeres.
Pablo Ferrando
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