viernes, 7 de septiembre de 2018


YO TAMBIÉN


Si. Merezco la bofetada, me ha costado admitirlo, lo reconozco. Estuve coqueteando toda la noche con Roberto y no te hice caso. Si estoy comprometida contigo debiera haber sido más considerada. Estuve ciega por el encantamiento de ese hombre tan sabio y seductor. Me sentía fascinada por él, no podía apartarme de su hechizo. Por eso no logré darme cuenta de tus demandas…

Un largo silencio invade el despacho en penumbra. Victoria y Román están sentados frente a frente. Se miran directamente a los ojos, solo una sobria mesa de madera les separa, sin embargo parecen encontrarse distantes. El hombre reclina la espalda hacia delante apoyando las manos sobre el escritorio mostrando una mirada neutra ¿De qué película es este monólogo, Victoria? La mujer contesta con ironía y firmeza: amigo mío, esto es de la realidad, es cosecha mía, es la confesión que voy a hacer esta noche a mi pareja, pero bien podría servir para el papel que me tienes reservado en tu próxima película.
Román mantiene la misma posición, sólo se ha producido un cambio en el brillo de sus ojos, que ahora son más chispeantes. El hombre responde con altivez: aún no tengo claro si te voy a dar el personaje…

Otro silencio, aún más afilado, se interpone entre los dos. La actriz dibuja una expresión taimada, comienza a desabrocharse la blusa e inclina su cabeza hacia sus pechos. Interrumpe la acción y levanta la vista: ¿Nos olvidamos por un momento de nuestros papeles?






Román se pone rígido, visiblemente nervioso. Duda un instante, pero cuando ve a Victoria quitarse los zapatos y la falda, aún sentada, se levanta de la silla y rápidamente se quita la ropa hasta quedarse en calzoncillos. Victoria, en cambio, se ha detenido mientras vuelve a alzar de nuevo la mirada hacia Román.  Coge la falda y los zapatos del suelo y al llegar al umbral de la puerta se detiene y le increpa: no me hubiera importado coquetear contigo por el cariño que me profesas, pero esto sobraba… hasta ahora hemos sido amigos…¿no?


Pablo Ferrando García.
 septiembre, 2018.



No hay comentarios:

Publicar un comentario