lunes, 29 de noviembre de 2021



EL FORASTERO



Ha llegado un forastero al pueblo. Bueno dicen que es de aquí pero yo no lo había visto nunca, y es tan elegante que no parece paisano, hasta lleva un lazo en el cuello.

Esta mañana convencí a Curro y a Pedro para que me acompañaran para ir a verlo. Lo encontramos paseando en la vega y empezamos a hablar con él, como si lo conociéramos de toda la vida.

Nos sentamos a la sombra, en el pinar. Estaba contento de haber vuelto. Por lo visto es muy viajado pero nos dijo que nunca sentía las cosas tan adentro como aquí.

Después de un rato de contarnos sobre naranjos y olivos, cipreses ortigas y yedra, nardos y lirios, encinas y robles... os juro que empecé a mirar a mi alrededor como con otros ojos. Me parece que mi pobre tierra ya no es tan pobre.


Cruz Ferrando

Noviembre 2021




                                    

          ES SEPTIEMBRE DE 1930

      ‘’Querido Antonio,

  Remito esta carta a Almaciles con solo tu nombre pues desconozco tus señas. Te mando la fotografía de la excursión a la Sierra de la Sagra. Aquel día fue un regalo de la vida, vuestra compañía, la belleza de la Sierra y las pinturas de las cuevas, todo perdura en el recuerdo como un día tan feliz como muestra la foto.

Antonio, Rubio, me alegrará saber de ti, estudia mucho, recuerda que solo el conocimiento nos hace libres, y atrévete a escribir un pequeño poema, como me prometiste.

Manda mis saludos a tus buenos amigos Luisito y Gerardo y a tu amable maestro Don Braulio.

Un fuerte abrazo Antonio,

Federico, Huerta de San Vicente, 17 de Septiembre, 1930’’



Antonio, el Rubio, como se le conoce en Almaciles, no cabe en sí de la dicha. Recibir la carta ha sido todo un acontecimiento en su casa y aun en Almaciles y la escuela. Fue Don Braulio, el maestro, quién en Agosto arregló la excursión a las Cuevas de la Piedra del Letrero para que Federico, el poeta, conociese sus pinturas rupestres.

En la fotografía, Antonio el Rubio, junto a Gerardo y Luisito, guías y acompañantes de Federico que sonríe feliz...

Es Septiembre de 1930, no hay oráculos ni augurios, vaticinios ni profecías, solo hay sueños…


     ‘’ Federico,

    Tu carta fue una gran alegría y todo Almaciles andó revuelto. Don Braulio te manda un afectuoso saludo. Federico esta noche he tenido un sueño terrible, unos hombres de oscuro querían atraparte y hacerte mal, yo te gritaba pero tú no me oías. Federico tienes que irte muy lejos, a América que ya conoces, dime que lo harás y escríbeme desde allí, yo también te mando un abrazo y te escribiré un poema.

Antonio, Almaciles, 20 de Septiembre de 1930,’’

… Es Septiembre de 1930 y no hay más escrito en este relato, ni hay destino ni fortuna ni suerte ni ventura,… ni un fin ni estrella… solo está la Luna y el Universo oscuro e infinito…



Jorge Ferrando

Noviembre 2021




DE REPENTE, EL ÚLTIMO VERANO



Era una tarde fresca de verano, se había levantado una ráfaga de viento cuando Federico se acercó a nosotros. Estábamos ayudando a nuestro padre en las tareas del jardín. El escritor nos saludó con una sonrisa chispeante y comenzó a hacer complicidades con mis amigos de la infancia Pepín, Luisito y conmigo. Al rato de estar entreteniéndonos con sus bromas inocentes se sumó al encuentro el casero Gabriel Perea, que llevaba consigo una Leica. Después de saludarnos propuso hacernos una foto. Se alejó y nos la hizo. Federico agradeció el detalle con su cálida voz y gestos vitales. Luego el poeta se metió en la casa de la Huerta de San Vicente. 

Mi padre nos dijo que fuéramos a jugar. Durante un buen rato estuvimos corriendo y escondiéndonos. El balcón de Federico estaba abierto y le oíamos tocar en el piano Noches en los jardines de España de su maestro Manuel de Falla. El casero se acercó y me dijo que llevase a Federico una copa de coñac. Llegué a la planta superior, el escritor se detuvo al darse cuenta de mi presencia y comenzó mover sus manos con enorme energía interpretando la pieza musical de Falla. Le dejé la copa en una mesita que había frente al piano y me puse a escucharle tocar con admiración. Poco después oímos unos gritos y un disparo desde la habitación de Federico. Nos asomamos al balcón y reconocimos al Marranero, a dos terratenientes y los hermanos Roldán. Buscaban el paradero de los hermanos del casero. Capturaron a Gabriel para luego atarlo, vejarlo y golpearlo en un cerezo del jardín a la vista de todos. 

Miré el rostro de Federico que expresaba una enorme impotencia y tristeza. Sus manos estaban agarradas al balcón, alzó la mirada al cielo y una ráfaga de viento pasó por nuestros rostros. Fue entonces cuando me miró asustado y dijo que tenía que irse de allí.




                                        Pablo Ferrando 

Noviembre 2021




DE MUCHACHOS Y HOMBRES



A Federico le gusté yo, el Rubio, mi mirada firme, mi naturaleza salvaje y mi ser desharrapado, con la osadía del que no tiene nada que perder, siempre al límite. Y a mí, me cautivó Federico, su alegría, su republicanismo y la libertad que rezumaba. Ambos habríamos de correr la misma suerte.

La comparsa fueron Gerardo y Luisito “el Dientes”, que así apodábamos por los propios y por todas las bocas que su padre, barbero, había desdentado. Luis, pecho al frente y manos en los bolsillos de un pantalón que se permitía cinturón, acabaría alcalde unos cuantos años después.

Pero esa tarde feliz, a Federico, le gusté yo y a mí él.



Violeta Pfeiffer

Diciembre  2021




 

martes, 23 de noviembre de 2021




ISMAEL



Es un niño polaco. Le encanta llevar la kipá, le hace sentirse importante. Lo que no soporta son los peyes, esos tirabuzones a los lados de su cara a los que la tradición obliga. A los cinco años  empezó a estudiar la Torá, se está preparando para el gran día de su Bar Mitzvah, el día en que se convertirá en hombre, cuando cumpla trece años.


Lo que Ismael no sabe es que ese día no llegará nunca. Tres años más tarde, toda su familia será trasladada a un campo de trabajo, dicen, a unos 70 km de Cracovia.  A él le salvarán precisamente esos peyes, que han pasado a formar parte de su hermosa cabellera rubia.


Tras sobrevivir, a duras penas, durmiendo entre escombros ha tenido suerte, aunque no volverá a usar la kipá. La pareja alemana que lo adoptó nunca sabrá que un día estuvo orgulloso de llevarla.


Él le parece un hombre muy importante, con tantas medallas y cruces, con esas botas tan brillantes. Intuye que ahora debe portarse bien, pero, pasado un tiempo, le pedirá que lo lleve a ese campo de trabajo para buscar a su familia.


¡La alegría que van a llevarse! vale la pena esta espera...



Cruz Ferrando

Noviembre 2021




        NOAH



     Soy Noah. No, ese no es mi nombre. Ese no es mi nombre. Me llamo Jedrek.

     Os voy a contar una historia. Vivíamos en Cracovia. Recuerdo la escuela, la maestra, su voz, jugar al Sol en la nieve limpia, recuerdo a mi madre, su olor. Mi padre me contaba historias. La historia de Noach. Noach era un hombre bueno y por eso se salvó al gran diluvio. Trepó a un árbol muy alto hasta que pararon las tormentas y el agua fue bajando. Noah es el nombre Yiddish para Noach, que significa descanso en Hebreo. También me contó la historia de Jedrek. Jedrek era un niño muy valiente que sobrevivió a una guerra escondiéndose y quedándose muy quieto, y cuando el peligro pasó corrió y corrió por el bosque hasta ponerse a salvo. Jedrek es hombre fuerte en Polaco.

     Vale, ahora tengo que terminar de contaros esta historia. Llegaron aquellos hombres, muchos soldados, gritando y tirando todas las cosas por las ventanas, empujando y sacando a la gente de sus casas. Mi madre lloraba, todas las madres lloraban, y así nos hicieron marchar afuera de Cracovia.  Mi padre me agarró en brazos y me hablaba todo el tiempo de la historia de Jedrek, yo ya no era Noah, ahora sería Jedrek y tenía que ser fuerte y valiente como él, me decía, y que pasara lo que pasara me abrazara a él y me quedase quieto muy quieto, aunque él ya no me hablara… solo cuando llegara la noche y hubiera silencio tenía que correr y correr al bosque hasta llegar lejos muy lejos… y mi padre me abrazaba muy fuerte y me besaba, sin dejarme  mirar nada, yo solo veía la nieve sucia…  ya se oían disparos, muchos disparos y gritos… caímos de golpe a lo hondo, yo abrazado a mi padre le decía bajito, soy Jedrek, soy Jedrek, soy Jedrek, aunque él ya no me hablaba… y así pasó mucho tiempo hasta que llegó la noche y todo era silencio. Dejé a mi padre, me arrastré entre los cuerpos de mucha gente y trepando afuera salí de allí…

 ahora corro, corro por el bosque, lejos, muy lejos. Soy Jedrek, soy Jedrek, soy Jedrek…


                                                                                          Jorge Ferrando

Noviembre 2021



EL HIJO DE SAÚL



El padre se sentía orgulloso de su hijo, hacía unos pocos días que había celebrado el Bat Mitzvá para alcanzar la madurez personal frente a la comunidad judía. Pero corría el rumor de que dentro de una semana la familia iba a ser deportada a un destino incierto.

 El padre cogió su cámara fotográfica y trató de hacer un retrato con el fin de conservar la inocencia del niño captando sus ojos llenos de temor y melancolía. El padre le regaló la foto como recuerdo de aquel instante. 

Cuando estuvieron a punto de partir el hijo quiso llevarse consigo la fotografía, sin embargo decidió esconderla en el último momento, en el sótano de su casa. 

La imagen en blanco y negro perduró en el tiempo venciendo a los nazis por tratar de borrar cualquier vestigio de la Shoa.



Pablo Ferrando

Noviembre 2021








 






DOROTHY GREY



     Pasa las mañanas  desnuda al espejo,   cuidando con deleite  su piel con cremas y aceites, cepillando y desenredando su cabello con fruición. Dorothy se ve bella en el espejo, una fruta preciosa y dulce, una mujer  en su plenitud.

     Hoy es su cumpleaños y se esmera más si cabe en el cuidado de su cutis y cabello, con coquetería pinta sus labios  mientras piensa qué vestido se pondrá y como hacer de ese día algo especial.

     Pasará la tarde en el café,  en su mesa de siempre, sola, hace años que está sola. Hoy se regalará un licor, y luego regresará andando despacio  a su casa.
     Al día siguiente volverá desnuda al espejo, y no verá la miseria de la pared cuarteada ni la herrumbre del lavabo, como no verá tampoco lo ajado de su piel ni los puñados de cabello ralo  y gris atrapados en el cepillo.  Hoy es su cumpleaños, su 96 aniversario, y Dorothy se ve bella en el espejo.

                                                                                                               
Jorge Ferrando 
Noviembre 2021




VIDA NUEVA  


 
He vendido la casa. Ya sé que te crees que tú tienes el mismo derecho a ella que yo, pero ¡se siente! La abuela la puso a mi nombre porque yo era la hermana mayor, la responsable, la sensata que nunca haría ninguna locura y, se suponía, que cuidaría de ti siempre. Pues se me han hinchado las narices. Estoy hasta el papo de que todo tu sueldo se vaya en modelitos y potingues, ¡zorra! ¡Agua y jabón! Eso es lo que yo uso y no se me caen los anillos. La casa está que se cae, pero la señorita solo piensa en ella y en todos los guarros a los que tirarse. Estoy hasta el mismo coño de que te pasees en pelota picada y me pases por los morros lo buena que estás ¡cerda! Yo me largo. En Estados Unidos hay muchos gordos, allí es normal ser como yo. Quizás en mi nueva vida tenga, por fin, la oportunidad de que alguien me mire. Y tú, cabrona, a la puta calle, a ver si así te vistes de una vez. 



Cruz Ferrando
Noviembre 2021


COMPAÑERAS DE PISO 


 
¡No me hagas esto! 

Siempre me han gustado los tíos. No se qué me pasa pero, cuando te veo así, me entran ganas de acercarme por detrás, cogerte las tetas y pegar las mías a tu espalda. Y siento una necesidad acuciante de tener polla para poder clavártela y oírte gemir. 



Cruz Ferrando
Noviembre 2021




LOLA



Tenía treinta años cuando saqué la plaza de profesor de instituto.  Estaba soltero, me sentía en la plenitud de mi madurez. Un día primaveral mi testosterona se encontraba por las nubes. Era un miércoles y comenzaba las clases a las doce de la mañana. Durante el desayuno había ojeado las páginas de contactos. Encontré la dirección de una profesional a mitad de camino entre mi piso y el instituto. Lo que me gustó de ella es que sus servicios parecían relativamente baratos. 

Al entrar aprecié un dormitorio vetusto. En contraste con el lugar irrumpió una joven de cuerpo espectacular. Llevaba una bata violeta de seda y me invitó a que me quitara la ropa. Me llevó a un bidet limpio. Sus manos suaves lavaron con agua caliente mi pene. Enseguida me excité. Ella se presentó, se llamaba Lola. Me invitó a acostarme. Mientras tanto ella se quitó la bata de seda y se miró en el espejo para pintarse los labios. Luego me echó una mirada obscena. Desde la cama la observaba embelesado, no dejaba de pensar que en una hora estaría dando clase a los alumnos. Lola me preguntó a qué me dedicaba y le dije que era profesor y que iría a clase después de estar con ella. Entonces Lola se vistió de estudiante juvenil y se metió en la cama. Confieso que me puso más cachondo lo que me dijo que el contacto de sus tetas y su coño. Me miró y me animó a que pensara que ella era una de sus estudiantes.

 Más tarde, cuando daba la clase vi a una joven sacándose un espejito redondo para pintarse los labios. Enseguida se me puso erecta recordando a Lola frente al espejo. 

A partir de la primera cita comencé a visitar a Lola con frecuencia. Un día caí en la cuenta de que era la mujer que mejor conocía mis fantasmas sexuales. Fue en ese período cuando me obsesioné con ella. Pasaron diez años, traté de convencerle de que fuera mi pareja, pero Lola nunca dio el brazo a torcer. Me cansé de esperarla y comencé a salir con Carmen, pero nuestra relación carecía de complicidades sexuales. Un día, iba acompañado con mi mujer y al pasar por una oficina bancaria me encontré a Lola trabajando en ella. La saludé de lejos, pero apenas me hizo caso. Noté que había engordado bastante y comprendí que, tal vez, se sentía avergonzada de su deterioro físico.

Pasaron diez años más. Al entrar en clase me di cuenta que había envejecido, sin embargo, mis alumnos seguían teniendo veinte años. Una joven estudiante comenzó a pintarse los morros frente a un espejito y evoqué aquella tarde de primavera en la plenitud de mi vida. Ahora no sentía nada.


Pablo Ferrando
Noviembre 2021









 

jueves, 18 de noviembre de 2021


Nueva york. 1981
Bill Cunnighan






NI TE IMAGINAS



Las hermanas Mellany, Dorothy, Olivia, y Linda, están de enhorabuena, acaban de ganar un sorteo de los grandes almacenes Macy's, en la Octava con la 39, y como premio recibirán un vale de compras de 500 $ para gastar en la sección de modas y confecciones.

Cierto que ellas son clientas habituales de Macy's desde que abrió al público allá por 1952, y cierto es que a las hermanas Mellany no las verás de cualquier manera, para ellas la moda lo es todo.

  • Ni te imaginas… - así le contaba, Dorothy a su amiga Allison - todo un evento con posado y fotos, y lo más increíble, un fotógrafo muy importante, según nos dijeron, hará un reportaje que publicará en un libro de sus trabajos fotográficos.

Las hermanas Mellany aguardaban ansiosas el día de la entrega del cheque regalo de los grandes almacenes Macy's y sobre todo el posado con ese misterioso y al parecer importante fotógrafo. Dorothy, la mayor y más alta, calmaba, intentando rebajar algo, el entusiasmo desmedido de Olivia y Linda, que ya hablaban de la posibilidad de aparecer en reportajes de grandes revistas de moda y sociedad.

Y así llegó el día del gran evento, al que las tres hermanas, Dorothy, Olivia y Linda acudieron con mucha ilusión y nervios también. Ni que decir que su aparición causó sensación. El público y en particular el famoso fotógrafo, Bill Cunnhigan, quedaron hechizados por la gracia y originalidad de las hermanas Mellany.

  • Ni te imaginas…- así le comentaba Bill Cunnhigan a su editor tras el evento del Macy's

  •  -…el reportaje que acabo de hacer, tres hermanas, las hermanas Mellany… es como si no fueran reales, no lo pueden ser, pero lo son, son reales, no puedo describir la sensación que me han dejado… ni te imaginas…



Jorge Ferrando

Noviembre 2021





Hacía tiempo que no nos veíamos y al fin nos reunimos a medio día. Hablamos, comimos. De una cosa pasamos a otra, hasta que alguien habló del nuevo grupo que se había creado, para escribir relatos. Estaba compuesto por varios hermanos. La mayor parte sentados a la mesa en ese momento.

Escuchaba curiosa y reía con algún comentario. Incluso me leyeron  uno de los relatos.

Cada historia que se escribía, debía hacerse a partir de una imagen propuesta. Eso me gustó. 

Hasta ahí todo bien. Risas, curiosidad y poco más.

Peroooo... ¡de pronto me enseñaron la foto para el próximo relato! Un impulso imparable me conectó  a ella. Tres mujeres de pelo blanco, felices, satisfechas, seguras, con mucha personalidad y  ropa alucinante, me estaban conquistando. 

Y después de una semana dedicando pensamientos, su poquito de estrés  y algunas líneas escritas. Llego a la conclusión de que no. Son las 10:49h de la mañana, tengo un huevo de trabajo y aquí estoy escribiendo un relato sin sentido, que el mundo no necesitaba.

Pero eso sí, la foto se queda conmigo.


   


Ana Ferrando

Noviembre 2021



FIDELIDAD


Estamos de celebración, vamos al salón de té más elegante y exclusivo de la ciudad.


Desde que el cuerpo de Emma apareció flotando en las aguas de la bahía, nuestra amiga Ethel no había levantado cabeza. Estuvimos luchando más de un año junto a ella para que se culpara al verdadero responsable de su muerte y no conseguimos nada.


Hoy, por fin, se ha hecho justicia. Su yerno, el atractivo Jimmy, ya no manipulará a ninguna otra mujer.


La escena macabra que quedó en su apartamento resultó una sentencia poética. La policía no va a encontrar ni una sola huella, eso seguro.



Cruz Ferrando

Noviembre 2021 




LA SOMBRA DEL PADRE


Me había enterado en The New York Times que una galería de Manhattan dedicaba una exposición fotográfica a Bill Cunhigan. Acudí a los pocos días a ver sus fotos. Tenía curiosidad  por si era verdad lo que me contó mi padre, que salía en uno de sus trabajos. Yo no me lo creía. Desconfiaba de las historias que me contaba, era muy fantasioso. Me recordaba a Albert Finney en The Big Fish. En cierta ocasión, me contó que fue amigo y vecino de Bill Cunhigan y que lo sacó en una fotografía. 

Cuando entré en la galería me puse a ver las imágenes, pero no lograba encontrar a mi padre en ninguna de ellas. Sí me llamó la atención, en cambio, que una ancianita llevaba un buen rato sentada frente a una enorme fotografía donde aparecían tres mujeres. Me senté junto a ella y me fijé en la adorable sonrisa melancólica que esbozaba en sus labios. Luego observé con atención a las tres retratadas que estaban engalanadas con ropas alegres y guantes blancos. 

Durante unos minutos nos quedamos mirando la fotografía en silencio. Luego volvió la cabeza hacia mí y me dijo en un tono entre orgullosa y nostálgica que aquel trío de damas eran sus hermanas y que fue la última vez que se vieron juntas. Habían ido de compras y un señor con una cámara se las acercó para fotografiarlas. La ancianita me confesó que era muy tímida y no deseaba salir, pero sus hermanas accedieron de buen grado. Ella se apartó para hablar con el hombre que acompañaba al fotógrafo. Al contemplar de nuevo la foto pude darme cuenta de que, detrás de las mujeres, había un hombre caminando. Era mi padre.



Pablo Ferrando

Noviembre 2021






LA BUENA DE MARGARET



Así se llamaba la cuarta, la que no sale en la foto.

Desde que juntas asistieron a un taller de dibujo, Margaret sacó lo mejor de cada una de ellas. Desde el principio, les animó a salir, a no quedarse en casa.

“Siempre hay un buen motivo para arreglarnos y ponernos guapas, ¿verdad Peter?” me decía cuando con mucho desparpajo y todo engalanadas, venían al Café Roma y un servidor les ponía té y algún café descafeinado con mucha leche, lo recuerdo como si fuera ayer. Martini, incluso alguna Margarita cuando había algo especial que celebrar.

Causaban cierta hilaridad, a veces algún cliente se faltaba y cachondeaba un poco de ellas, pero yo me encargaba de neutralizar rápidamente cualquier posible desplante.

¡Se las veía tan bien! no sé… modernas, adelantadas a su tiempo. Quizá ese taller de pintura al que se apuntaron, las dejó volar, con aquel estilo vanguardista y exagerado que ellas tenían.

Yo disfrutaba de su presencia, ¡Olé tus huevos! Me descojonaba de lo que a veces llevaban puesto: pañuelos a cuadros rosas en la cabeza, gafas de sol en días nublados, guantes blancos de princesa, bolsos a juego con sicodélicos abrigos, bisutería naif.

Sí ¡me descojonaba! pero siempre para mis adentros. Hacia afuera, hacia ellas, siempre les adulaba, supongo que con careto un poco de sorpresa. Me encantaban.

Margaret era el motor de aquel original grupo.

Elisabeth viuda desde los cincuenta.

Nathalie tristemente separada, años atrás y Cloe también viuda.

Se conocían todas ellas, creo que desde pequeñas, desde su infancia y por Margaret se apuntaron al taller de pintura. Margaret, soltera amante de la pintura, llevaba ya varios años en esa misma academia, según me contaban. Cuando las otras le siguieron, algo cambió en sus vidas. Margaret ¡ mujer tan especial! Era quien organizaba todas las actividades: cenas, inauguraciones, viajes, mil historias… Las otras se apuntaban a veces, no siempre: “Tienes mucha fuerza mujer, claro, como eres soltera, estás más acostumbrada a estos trotes…” Margaret disfrutaba cada instante de su vida, como si fuera el último.

Con mucha gracia y cierto descaro, una vez llegó a conseguir invitaciones para la inauguración de una importante galería de arte en el Soho. Afamados pintores de todo el mundo allí estaban. Músicos, escritores, actores y actrices, políticos. Qué gracia, haberlas visto allí con esos ropajes flipantes ¿Qué pensarían de ellas? ¿Las confundirían acaso con grandes pintoras, actrices, modistas? No sé. Pero seguro que esos momentos, fueron preciosos, entonces tocaron el cielo, podríamos decir que entones fueron felices las cuatro amigas.

Me enteré tiempo después: En la foto, esta imagen, este momento fue la última vez que estuvieron juntas las cuatro. Margaret falleció poco después…

Pasó el tiempo, pero ya nada volvió a ser igual. Ni Cloe, ni Nathalie y menos Elisabeth tuvieron fuerzas para salir, ni si quiera para venir al Café Roma… ya nunca más las volví a ver

¿Qué habrá sido de ellas?


 Ernesto Ferrando 

Noviembre 2021












 

miércoles, 17 de noviembre de 2021

 



MIRADAS


No se entera, no se entera la pobre de ella, ni imagina que en realidad yo a quién lanzaba miradas era al hombre de detrás… en eso estábamos, él me había mirado de esa manera furtiva y rebosante de deseo, y yo la mantuve traspasado de anhelo y dicha, cuando apareció ella justo en medio… qué fastidio ¡!. El disimula avergonzado, yo no sé cómo salir airoso… y ella sigue y sigue insinuándose… ''Señora es usted muy bella y elegante, pero a mí quién de verdad me interesa es ese hombre… si tú, tú, no te avergüences de sentir lo que sentimos y vámonos juntos...''  les diría… pero no me atreveré, nunca me he atrevido, siempre ha sido así, fingir, ocultar todo aquello que me haría vivir…



Jorge, Octubre 2021



VACACIONES EN HAWAI


Me extrañaba tanto interés por parte de Marc en hacer ese viaje de repente. Nunca antes lo había visto tan ilusionado por un plan conjunto.


Una vez instalados en el hotel, me animó a ir de compras, allí los precios eran tentadores. Contagiada por su actitud, de niño con zapatos nuevos, decidí disfrutar de la oportunidad de sentirme ilusionada de nuevo. Había hecho la maleta con desgana y pensé en salir sola, mientras el se hacía una siesta, para sorprenderlo con mi imagen renovada.


Me cuesta mucho decidirme y siempre tardo una eternidad cuando salgo a comprarme algo que necesito. Ese día ocurrió algo mágico, en el primer sitio al que entré, justo al lado del hotel, parecía que todo llevaba mi nombre. Tardé diez minutos en hacerme con un vestuario nuevo y precioso que me hacía sentir joven de nuevo.


Regresé feliz al hotel, entré sigilosamente en la habitación. Pensaba cambiarme en el baño y sorprenderlo al despertarlo con mi nueva imagen. Un ruido extraño llamó mi atención. Cuando mis ojos se adaptaron a la semipenumbra , descubrí dos cuerpos desnudos y sudorosos en lucha encarnizada sobre la cama.


El otro cuerpo era el de aquél cliente amable con el que coincidimos en el avión y, más tarde, en el restaurante, el hombre de la camisa azul.




Cruz Ferrando

Octubre 2021




LEJOS DEL CIELO


Era nuestro primer día de trabajo. Estaba nerviosa, necesitaba relajarme y no podía quitarme de la cabeza acostarme con él. Quería seducirlo en el primer momento que estuviéramos juntos. Me acerqué a un mostrador, eché una ojeada a los sombreros, pero el vendedor con bigote francés me enseñó uno con líneas moradas. Me giré y comencé el cortejo mirándole con picardía a Sebastián:

  • ¿Te gusta…? No sé si me sienta bien.


Sebastián giró la cabeza y se percató de que en el umbral de la tienda mi marido recelaba de nuestra conversación. Sonrió sin atreverse a responder. Entonces aproveché que Sebastián estaba con la guardia baja para susurrarle:


  • Nos vemos a media noche. En el motel Bates.


  • ¡Corteeeen¡¡Interrumpimos el rodaje! Marian, no te inventes frases del guion. Respeta las líneas de diálogos, por favor.


El director de cine consultó el reloj y nos dijo que volveríamos a rodar por la tarde. Yo me quedé mirando a Sebastián, pero él se alejó del set y se reunió con mi marido. Se metieron en los lavabos juntos y cuando me acerqué estaban besándose apasionadamente.


Pablo Ferrando

Octubre 2021



ACASO UN ROCE



¡Esto no está bien!


Llevo siguiéndoles desde que aterrizamos.


¿Qué coño me pasa? ¿Qué estoy haciendo? ¡Parezco un enfermo! Ahora estoy aquí dentro, ya más de diez minutos, disimulando, aparentando querer comprar algo…


No puedo resistirlo más, me siento hechizado, atrapado, desde que me crucé con ella en el aeropuerto de San Diego. Su mirada me fascinó, mientras su pareja, ese tipo que veis ahí fuera, con aires de sabelotodo, pagaba en el mostrador no sé qué recargo por el volumen de su equipaje o algo así…

Lucy … se llama Lucy. Habrá venido a celebrar algo, a disfrutar unos días con ese pasmarote. En cambio yo, he venido aquí a olvidar. Sí amigos, a olvidar y a intentar ordenar y poner las cosas claras en mi vida… y sin embargo sigo aquí dentro, en esta situación tan rara, de la que no sé cómo escapar.


Creo que ella sabe que les sigo, no he parado de hacerlo desde que llegamos a Waikiki, supongo que no le molesta, a lo mejor hasta le pone.

Si nos cruzamos en el hotel, mantiene su mirada hacía mí todo el tiempo. ¡Dios, que ojazos! Hace un rato, mientras iba por el paseo, me ha visto, se me ha acercado y se ha metido aquí en esta tienda de turistas, cuando me ha visto entrar a mí primero.

¿Le gusto? ¿A qué querrá jugar?


Todo en ella me sugiere deseo, pasión, sexo prohibido. Ralph, el tipo de la camisa azul, ¿por qué no se pierde media hora por ahí?


En fin, aquí me tenéis, haciendo el bobo un buen rato, con esa mujer que no para de mirarme, a la que no me puedo resistir. Se acerca a mí poco a poco, aparenta indiferencia , mirando sin detenerse en nada concreto, los objetos expuestos, hace como que no estoy ahí.


Se detendrá casualmente pegada a mí y quizá llegue a darme eso que tanto espero, oler su aliento, acaso un roce, acaso un beso.



Ernesto Ferrando

Noviembre 2021



EL AÑORADO CARIBE CAROLINGIO


Ahora, treinta años después, aún recorre mi espalda un hormigueo y se me anuda el estómago con la ensoñación de los felices días caribeños junto a Sebástian.

Dos anónimos y colosales jóvenes en su esplendor dando rienda suelta a su pasión, lejos de la vida impuesta en la pacata alta sociedad de la Philadelfia de posguerra.

Oh Sebástian, mi tesoro, mi secreto, mi amor, mi vida…, mi decepción, mi fraude, mi pena, mi rotundo divorcio. Solo un excelente cebo bien pagado, sirviendo en bandeja de plata el exitoso encargo de mi marido al detective Marlowe.


Violeta Pfeiffer  

Noviembre de 2021







 Nueva etapa para este blog de relatos cortos.

Vamos a construir una micro-historia a partir de una imagen.

Estoy contenta de que estas páginas cobren vida de nuevo