LA MANO
Así tal cual me la entregaron, envuelta en una batita de tela de toalla, temiendo que se me resbalara por culpa del líquido que aún la cubría. Parecía que volvería a romper a llorar cuando su mano se agarró a mi dedo, deseando que la acompañara en esos primeros instantes de su vida. Me cogió con energía, como si necesitara que le transmitiera seguridad.
Entonces, se me agigantó de felicidad el corazón.
Ignacio Cort
Bonito. Muy tierno.
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