domingo, 1 de junio de 2014

MANOS

Las manos son femeninas, no entiendo hablar de manos que no sean de mujer, y son una extensión de su personalidad. Las hay bonitas y menos bonitas, cuidadas y descuidadas. Con manicura y sin manicura, con rojo en sus uñas y sin rojo, con uñas largas y cortas, mordidas por unos dientes inquietos que muerden todo lo que se menea.

La estética varía, las hay más  sofisticadas y otras de camionero. Hay  sudorosas que cuando te saludan te mojan la tuya. Reconozco que no me gustan las sucias, ni en las que el ajo deja su perfume.

Unas manos de mujer te trasmiten en el  baile todos los sentimientos, todos  sus latidos, toda la  sensualidad que puedes esperar recibir. No hay cosa más erótica que notar su mano que se desliza por tu cuello cuando los cuerpos son solo uno y se mueven al compás de una melodía.


 Me gusta como se mueven en la mesa, su destreza con los cubiertos, la manera de coger la cuchara, el momento mágico de llevarse el cigarrillo a la boca.

Me gusta acariciarlas, besarlas, entrelazarlas con las mías, notar que sus uñas se clavan en mi piel cuando el frenesí nos atrapa.


Todo eso me inspira la palabra mano, otro día explicaré lo que podía haber escrito si cambio por ojos, labios, pechos, caderas, trasero, muslos, etc. etc. etc.

Posdata: Mi amiga Herminia, de gratos recuerdos, me  sugiere que también sirven para aplaudir, saludar y abrazar.

Carlos Aguilar

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