miércoles, 18 de noviembre de 2015

LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD


En la pared de enfrente de su cama había clavado un plano de la ciudad, cada noche al acostarse y todas las mañanas al despertarse lo contemplaba con esperanza. Una chincheta de color rojo pasión marcaba el punto concreto que no podía ni quería olvidar.




Sabía que en algún lugar de aquel cuadrilátero había algo muy especial que tenía que volver a encontrar. Tropezarse con ella era cuestión de tiempo. Cada día, después de acabar su jornada laboral, recorría el barrio y sus alrededores por los que anduvo en aquella feliz ocasión para intentar localizarla de nuevo. Su ánimo le hacía perseverar, estaba decidido a volver a encontrarla. Si una vez sucedió tenía que volver a pasar. La ilusión hacía volar sus pies incansablemente.

Los días transcurrían muy despacio, con su mente distraída pendiente de un sueño, y los atardeceres, cuando salía del trabajo en busca de su quimera, volaban. Ya bien entrada la noche regresaba a su cuarto a contemplar de nuevo el mapa pensando ¿dónde habrá estado hoy? Repasaba en su cabeza como sería el nuevo encuentro, que le pediría. ¿Habría cambiado? Podía casi sentir y disfrutar anticipadamente del placer que ansiaba en el futuro encuentro.

De repente, en la televisión sintió más que oyó, desde su ensimismamiento, que la habían nombrado, pero no le dio tiempo de percibir exactamente que habían dicho. Solamente su memoria recordaba que su nombre había salido de los altavoces y parecía que había sido su subconsciente el que la había captado.

Pasó mucho tiempo. Ya con las esperanzas perdidas, salía cada tarde a deambular por los alrededores de la zona que marcaba la chincheta de color rojo pasión en el plano, sin la alegría ni el interés de los primeros días, más por costumbre que por verdadero deseo. Dicen que cuando uno repite una rutina durante veintiún días se convierte en hábito.

Y cuando dejas de buscar algo, parece que es cuando lo consigues encontrar. Y así fue. Esa tarde sin proponérselo dio con ella. Allí estaba, casi en el mismo sitio de la otra vez. Se acercó ansioso, deseoso de que nada hubiese cambiado. Enseguida se percató de que todo parecía diferente. La comida que se vendía en aquella furgoneta ambulante, el “food truck”, la nueva moda de la comida callejera que ofrecía aquel famoso chef para foodies ¡ya no era lo mismo!






Paco Palanca

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