lunes, 21 de julio de 2014

LA MUSICALA

¿A qué venía fanfarronear de aquella manera? asomando por el bolsillo del delantal un billete de mil pesetas ¡nada menos!
Pero si en el pueblo todos nos conocíamos: cuantas tierras, cabras, frutales, pinos, cuantas veces emigrados a la vendimia.... y así hasta alcanzar un conocimiento que para si hubiera querido alguno de los banqueros en época de preferentes.
Pues la llamaron del ayuntamiento, se supo al día siguiente, no más tarde, que allí arriba, donde no crecía nada de provecho pero que tenía buena vista, en ese terrenito de su propiedad, se había elegido el emplazamiento de una gran Noria, no grandiosa aunque sí para ellos, y ésa fe y no otra la entrada del paseado y mal entendido billete que la Musicala lució por una vez en su vida.


Billete que ¡oh mísero destino! Quiso que al primer giro rápido de la Revoltosa, así se leía el cartel que la noria llevaba de luces colgado en la taquilla, se llevase el verde papel hasta un paradero todavía hoy desconocido.


Mariena

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