martes, 25 de marzo de 2014

UN APRENDIZAJE


Le tocó al tío Paco, el de enfrente, que estaba muy malito y ahora sé que era joven, no más de cuarenta.

Pues sí, murió, y al salir por la tarde del colegio, ya con la merienda en la mano y  “a poqueta nit”  fuimos todas las niñas (no más de siete años) a ver al muerto.



Esa noche, al llegar a casa, la escalera se hizo más alta y desde luego más oscura, subí lentamente, con la espalda contra la pared (por lo menos por detrás no me pillan y por delante “lo” veré venir)

A la mañana siguiente desperté y algo había aprendido, ya sé que es una pesadilla.

Mariena Tarrazó



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